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de que hemos hecho mencion en los dos capítulos prepara mayor claridad nos pareció mas conveniente discurrir sobre el referido patronato en el presente capitulo.

Es indubitable que la Ciudad de Guatemala desde su fundacion se llamó la Ciudad de Santiago: asi se vé nombrada desde los primeros Cabildos que se celebraron en ella y en muchas reales cédulas; y en la de 28 de Julio de 1532 manda S. M. que en la parte alta del escudo de armas de esta Ciudad, se ponga la imagen de Santiago, á cuya devocion fué edificada la dicha Ciudad. Es igualmente constante que el día que se trazó la Ciudad Vieja, se juró por Patrono de ella al Apóstol Santiago, y se prometió por el Cabildo solemnizar y festejar el dia de Señor Santiago, cuya advocacion es la de esta Ciudad. (Libro 4º de Cabildos folio 24). Tambien consta por dicho libro que en el mismo dia que se delineó la Ciudad, que fué el 22 de Noviembre de 1527, presentó Jorge de Alvarado, Teniente de Capitán General de este Reino, un escrito en que jura al Señor Santiago por Patrón especial de la Ciudad de Guatemala, y promete celebrarlo con vísperas, procesion y misa solemne y fiesta de plaza. En cumplimiento de este juramento se mandó en Cabildo de 20 de Julio de 1530, que se corra un toro el dia del Señor Patrón Santiago, que se compre del hato de Barreda y se le den por él 25 pesos de oro marcado de ley perfecta. Trasladada la Ciudad al valle de Panchoy el año de 1542, continuó Santiago en posesion de titular de ella, como se ve por Cabildo de 24 de Mayo de 1545, donde se dice: La Nueva Ciudad, por haberse mudado á este sitio, se manda que se llame la Ciudad de Santiago como antes. (Libro 5º de Cablido fólio 64). Igual-


    dores, y desde la hora de la publicacion del bando ningun menesteral pueda trabajar en su oficio, bajo varias penas. Cosa nunca vista que sea delito buscar el sustento con el trabajo de las manos! De suerte que esta pobre gente se vio en la necesidad ó de salir en la hora de aquel lugar, ó de robar para mantener sus familias; mas sin embargo de la mostruosa crueldad de este mandato, se llevó á debido efecto su cumplimiento.