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se regresaban por este Reino para Méjico: estos le dieron noticia como Don Fernando Cortes se había embarcado en el puerto de Trujillo y vuelto para Méjico; y asi so vinieron con Alvarado para Guatemala.

¡Pero fué rara la metamorfosis con que se encontró Alvarado! Las tierras por donde pocos dias antes pasó como Gobernador y Capitán General y en que recibió los honores correspondientes á su empleo, las halla ahora de guerra y sus moradores le niegan el paso como á enemigo; y las provincias que con tanto trabajo habia subyugado en el largo espacio de dos años, las encuentra sublevadas en el breve tiempo de unos pocos dias, y no solo una ó dos provincias, sino todas las que se comprenden en el largo terreno de ciento treinta y nueve leguas que hay de Chaparrastique á Olintepeque. No sabemos lo que dio motivo á la rebelion de los partidos de San Miguel y San Salvador; pero si lo que fué ocasión de que sacudiesen el yugo los Reyes Sequechul, Monarca de los Quichées, y Sinacam, Señor de los Kachiqueles, á cuyo ejemplo hicieron lo mismo los Señorios ó Cacicazgos de Sacatepequez, Pinula, Petapa y otros.

En la ausencia que hizo Don Pedro de Alvarado, por motivo de su viage á Honduras, es tradicion recibida generalmente, que dejó en Guatemala por su Teniente á su hermano Gonzalo, (no Jorge como equivocadamente han dicho algunos, porque este año de 26 se hallaba dicho Caballero en Méjico). El Teniente Gonzalo de Alvarado, queriendo enriquecer en breve tiempo, tiró tanto la cuerda, que hubo de reventar; pues inconsideradamente pidió 200 Alabones (esto es, niños), á los que impuso la obligación de que saliendo por los lavaderos de oro, le trajese cada uno un castellano de oro todos los dias; mas éstos como eran muchachos de nueve á doce años, faltaban muchos dias con el jornal, por andar en juegos y trabesuras propias de su edad. De aqui se seguía que Gonzalo de Alvarado hacia que los capataces de estas cuadrillas de niños, completasen lo que faltaba para los 200 castellanos: estas vejaciones, fermentando la rebelión entre los indios, y trascendiendo el descontento de unos á otros, se comunicó de los Mazehuales ó ple-