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y el salvaje, sorprendido en sus aduares, se rindió á la civilización ó huyó despavorido, para desaparecer en las quebradas profundas de la cordillera.
Al anuncio de que el indio no existía ya, los pueblos fronterizos al desierto despertaron de una atroz pesadilla; la nación conquistó el dominio pacífico de los inmensos territorios del sud, que hacía poco hubieron de ser tratados como res nullius; las fronteras nacionales quedaron afirmadas en el derecho y en el hecho; para el pobre gaucho cesó el contingente y el fortín; el desarrollo de la riqueza pública contenida se desbordó, y la población y el trabajo convirtieron en breve a la Pampa salvaje en centro de actividad y de progreso.