Página:Conferencia sobre el Dr. Guillermo Rawson - Eliseo Cantón.djvu/84

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imponente manifestación cívica, de la cual se desprendiera al llegar a la casa de gobierno, para hacer entrega del petitorio popular al jefe del estado.

Al ser cordialmente recibida por este, daba principio a su sensacional discurso diciendo:

Excmo. señor presidente:

« He sido honrado por las comisiones cuyas peticiones acaba de leerse, con el difícil encargo de esforzar ante V. E. los nobles y patrióticos conceptos que ellos contienen. Pero al encaminarnos a este recinto, me han conmovido tanto el aspecto que presenta la ciudad, sus calles y sus plazas, que no acierto a encontrar palabras que se acerquen siquiera a la sublime e irresistible elocuencia de esa aglomeración nunca vista entre nosotros, coherente, compacta, inmensa, palpitando con una sola aspiración y poseída de un solo y ardiente sentimiento. En vez de cuanto pudiera inspirarme el patriotismo, y la misión que estoy desempeñando, me permito rogar a V.E. que se acerque a los balcones que dominan el espectáculo y lo contemple con el corazón abierto para recibir las inspiraciones puras y calurosas que de allí se levantan»...

Esta alocción del doctor Guillermo Rawson, fué un inspirado llamado a la cordura, una verdadera oración dirigida a la patria y a sus hijos preclaros en favor de la paz, evocando los recuerdos de San Martin y Rivadavia, ambos dos veces expatriados, muertos en el extranjero, y cuyos restos llegarían al finalizar ese mismo mes