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la continencia de su persona é en el razonar de su fabla mostraba ser hombre generoso é magnánimo. Fablaba muy bien é nunca le oían decir palabras que no fuese de notar, quier para doctrina, quier para placer. Era cortés, é honrador de todos los que a él venían, especial- mente de los hombres de ciencia... Fué muy templado en su comer é beber, y en esto tenía una singular con- tinencia... Era caballero esforzado, é ante la facienda, cuerdo é templado; é puesto en ella, ardit é osado, é ni su osadía era sin tiento, ni en su cerdura se mostró jamás punto de cobardía... Gobernaba asimismo con gran prudencia las gentes de armas de su capitanía, é sabía ser con ellos señor é compañero.
«E ni era altivo con el señoría, ni raéz en la compañía, porque dentro de sí tenía una humildad que la facía amigo de Dios, é fuera guardaba tal autoridad que le facía estimado entre los hombres. Daba liberalmente todo lo que a como capitán mayor pertenecía de las presas que se tomaban é allende de aquello repartía de lo suyo en los tiempos necesarios. E guardando su con- tinencia con graciosa liberalidad, las gentes de su capi- tanía le amaban, é temiendo de lo enojar, no salían de su orden en las batallas...
«Los poetas decían de él que en la corte era gran Febo por su clara gobernación, é en campo Aníbal por su gran esfuerzo. Era muy celoso de las cosas que a varón correspondía facer é reprensor de las flaquezas que veía en algunos hombres... Solía decir a los que procuraban los deleytes que mucho más deleytable debía ser el tra- bajo virtuoso que la vida sin virtud, quanto quier fuese deleytable. Tenía una tal piedad, que cualquier atribu- lado o perseguido que venía a él, fallaba muy buena defensa é consolación en su casa, propuesto qualquier
