en San Juan, el batallón de infantería, Provincial número 3, con bandera desplegada y al compás del pasodoble Cádiz, ejecutado por la banda, bajó hasta los muelles, embarcando en el trasatlántico Isla de Panay, vapor que zarpó al siguiente día por la mañana. El mismo buque condujo a España la batería de montaña, capitán Arbo- leda, y dos subalternos y además algunos Guardias civiles. El general Ortega se desesperaba porque los vapores ofrecidos por el Gobierno de Madrid no arribaban a tiempo ni en número bastante para cumplimentar el texto
del Protocolo, que exigía una evacuación inmediata de todas las fuerzas militares en
Puerto Rico. Algunos vapores que venían, procedentes de Cuba, poco o ningún ser-
vicio prestaron por llegar atestados de tropa, y muchos de ellos con graves epide-
mias a bordo. Lentamente continuó el embarque, y el día 18 de octubre sólo que-
por hacerlo el dozavo batallón de artillería de plaza, una parte de Cazadores de
Alfonso XIII, algunos Guardias civiles y otros de Orden público y el General y sus
ayudantes.
daba
Por sugestiones del almirante Scheley, la Comisión americana accedió a que el
Arsenal y todos sus edificios y terrenos fuesen considerados como tierra española,
izándose a la entrada esta bandera, y allí permanecieron las fuerzas indicadas hasta
el 23 de octubre en que embarcaron en el vapor Montevideo.
Como el capitán de este buque se negara a recibir el completo de los repatria-