Es el sol de la redención, es el símbolo de la gloria argentina, es el astro divinizado por la historia, la leyenda y el patriotismo de todas las generaciones, y no están conmigo un pueblo, un ejército, para que en un "viva" colosal hagamos temblar la montaña y despertar los ecos entumecidos, y para que los cañones, tronando desde la eminencia, demuestren á las tempestades del cielo el poder de las tempestades que en la tierra levantan el heroismo y la libertad.
No; yo no puedo más; el sol ya se ha puesto de un salto sobre la línea de la tierra, medio amortiguados sus rayos por el vapor de la noche; hay un momento de silencio sepulcral en toda la naturaleza: todo se ha puesto de rodillas ante la aparición espléndida, para empezar después los himnos, las salvas y el esparcir perfumes la tierra y el entonar salutaciones las aves.
Yo estoy loco, desesperado, indomable: corro de uno á otro lado, me trepo sobre una peña no pudiendo contenerme