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CINCO GUISANTES
C
inco guisantes estaban metidos en una misma vaina; eran verdes, la vaina era verde también, y por ello creían que era verde todo lo del mundo. Es natural y está muy puesto en razón.
Creció la vaina, y al propio tiempo crecieron los guisantes, los cuales plagándose á las circunstancias se colocaron en fila. El sol calentaba la vaina, y la lluvia la volvía transparente, y con el buen tiempo los guisantes que iban creciendo en corpulencia y en madura reflexión, llegaron á imaginar que tenían alguna misión que cumplir.
—«¿Estará de Dios, que debamos permanecer eternamente inmóviles? decía uno de ellos. No faltaría más sino que nos anquilosáramos y endureciéramos por falta de ejercicio! Vaya, á mí se me antoja creer