el día de la tranquilidad completa, porque desde entonces las dos hermanas coserían en sa propia casa. poniendo un tallercito modesto.
¿Cuándo llegaría tan apetecido instante?
Mientras la hermana mayor soñaba en bodas ajenas, la presunta novia estaba a dos mil leguas de acordarse de semejante suceso. La juventud suele vivir sólo en lo presente, o al menos en lo futuro inmediato. ¡Casarse! ¡Bah!
Claro que se casaría; pero ¿qué prisa corría eso? Lo importante era lo que se preparaba para mañana mejor dicho para hoy, pues ya no distaba mucho el amanecer.—¡Era fatalidad que, justamente durante la época más ahogada de costura, cuando se acercaban los Carnavales, los beiles, los trajes para las mas caradas y comparsas, y no podía ella faliar del taller donde desempeñaba las importantes funciones de aparejadora, se le ocurriese al Casino de Industriales dar una gran función de teatro, para redimir a un socio de la suerie de quinto! Y se ponía en escena una obra de Ayala, Consuelo, muy famosa según decía Don Manuel Gormaz, el director de la sección; y a ella le había focado en el reparto el principal papel, cosa que no dejó de lisonjearla, porque añadia el señor Gormaz que era obra de prueba, digna de una artista... ¡Arlistal ¡Qué bien le sonaba a Concha el nombre! Ser artista era pertenecer a una clase aristocrá