Ir al contenido

Página:Cuentos de Marineda - bdh0000109075.pdf/27

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
23
E. Pardo Bazán

¿Sería pronunciar recalcando, como la que hacía de graciosa? No, eso tampoco... Procuraba recordar las inflexiones de voz de la actriz que había representado Consuelo el año anterior en el Teatro Grande... Lástima no acordarse punto por punto! ¡Si ella supiese que con el tiempo le tocaría representar ese papel! Mientras arreglaba los pliegues de una sobrefalda, o sacaba un patrón por el figurín, Concha repetia entre dientes las redondillas de Ayala, bien ajenas de ser pronunciadas en semejante sitio, Al salir del taller se separaron las dos hermanas, tomando cada una opuesta dirección. Iba Concha distraída, andando rápidamente, cuando alguien emparejó con ella.

—¡María Santísima... qué susio me has dadot El novio se sonrió afablemente, no sin mirar a todos lados, convenciéndose por lin de que Concha iba sola, hecho extraordinario y singular, Manifestó su admiración, diciendo: —¿Y Dolores? ¿Qué milagro es éste?

—No pudo hoy acompañarme... Tenía que acabar de alistar unas cosas. Viene después.

No puso Ramón cara compungida al oir la nueva, y siguió andando al lado de Concha por la calle Mayor, donde algunas tiendas comenzaban ya a encender su alumbrado.

Concha se volvió de pronto toda alarmnada: