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Página:Cuentos de Marineda - bdh0000109075.pdf/37

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E. Pardo Bazán

hablar de su fama; lo cierto es que tenía un modo de representar, que a ella, sin entender gran cosa, le parecía prodigioso. ¡Qué bien sabía hacer que lloraba! ¡Qué divinamente se fingfa moribundo y muerio! ¡Qué expresión en aquella cara! Representar delante de él... ¡Qué vergüenza!

Esto último fué lo que manifestó en alta voz. Gormaz la riñó, losiendo, como siempre que se acaloraba.

—No se me vaya V, a cortar, hija... Por lo mismo que Estrella es inteligente, es indulgente; él también empezó así, de aficionado, en Teatrillos y en liceos, cuando era estudiante, hasta que se aficionó y dejó la carrera para dedicarse a la profesión artistica... Ejeem!

Con que ya ve V... Ea, que ya llegan; a ver como salimos del ensayo.

Arrastró casi a Concha al lado de la consola y del quinqué: en efecto, ya se agitaban allf dos o tres sombras de hombre, charlandocon las desdeñosas actrices Rosalía Cariales y Julia Marqué. Al ver a Concha, los hombres la saludaron galantemente, en especial el beneficiado, encargado del papel de Fernando, y que se creía comprometido por el texto del drama a mostrarse insinuante y tierno con ella. Todo el grupo rodeó apresuradamente a Gormaz, el cual, extendiendo las manos a un lado y a otro, trataba de restablecer el orden.