—La última etapa de Gormaz, inservible ya para las tablas, fué organizar aquella sección en el Casino de Industriales. Todo el mundo le quería bien alll por su afable carácter y su vida arreglada y modesta, pues Gormaz no tenía nada de bohemio, y sus costumbres podían pasar al través del más delgado tamiz de censura.
Lo que es la noche del ensayo de Consuelo, a Gormaz debla de sucederle algo raro.
Estaba como vuelto del revés. El, tan atento, tan deferente con todos los individuos de la sección, sin distinción de sexos ni categorías, no hacía caso de nadie, y sólo se dedicaba a ensayarle bien el papel a Concha. Las orras mujeres que tomaban parte en la representación no tardaron en notarlo y en amostazarse.
La encargada del papel de Antonia. Julia Marqué, catalana ingeria en gallega, hija de un almacenista, era una morena hombruna, con gruesa voz y no leve bozo, muy aplaudida por lo campanudo de su órgano, que daba tono profético y sentencioso a sus menores palabras; la que había de hacer la criada andaluza, Rosalia Cañales, era una estanquerilla redicha, delgada y chatuela, que giraba los ojos, aprefaba la boca y manejaba mucho el abanico; teníanse unibas por dechados, respecti vamente. del género trágico y cómico, y en los ensayos se apoderaban del director, cruci