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Página:Cuentos de Marineda - bdh0000109075.pdf/53

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E. Pardo Bazán

E. PARDO AZANmarca. Encapolado y ceñudo, llegó adonde estaba Concha recibiendo la felicitación calurosísima de Gormaz: el rostro de éste, sofocado por la asmática tos y dilatado por el placer. parecía un queso de bola de los más rojizos. Al ver a Ramón, aprovechó la coyunnura para escaparse al palco de Estrella, a quien halló en el pasillo fumando y charlando animadamente con Gálvez.

—¿Qué me dices, Juanito?

—¿Chico, de dónde ha salido eso?

—De un taller de modista. Y habrás notado que está enteramente por hacer. Diamante en bruto.

Ssss! Ya se sabe; pero la madera...

Soberbia. De patente. Hoy es el primer dia que trabaja en tres actos. Nunca ha pasado de sainetes.

Y di, hombre: hace tiempo que la enecies?

—Medio ano, o poco más; pero... ¡Ejeem!

Aquí Gormaz entornó los ojos.

—Pero puede decirse que no la he enseado nada... En el ensayo de hoy me he tomado algún trabajo, porque venías tú... Nada más, hijo...

—Pues ¿cómo es eso?

—Te diré... Es que...—y bajó la voz, mieniras jugaba con la cadena de oro de Estrella.Es que aquí... mi posición... ya ves fú... liene