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Página:Cuentos de Marineda - bdh0000109075.pdf/60

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Cuentos de Marineda

CUENTOS DE MARINEDAes asunto de comentarios y aun suele publi carlo la prensa en velados suellos. En el recinto donde Concha trabajaba, durante el corto espacio de un acto a un entreacto, había cundido como mancha de aceite la noticia del efecto producido en el célebre actor Estrella por la modista actriz, y lo que decía de sus facultades; sólo que, coino pasa a menudo en casos análogos, el cuento, al correr, engrosaba, engrosaba. se ponía hidrópico. Ya aseguraban sin rebozo que Estrella quería contraiar a la chica, y que la ofrecia canridades fabulosas. Y estas voces, circulando de un extremo a otro del teatrillo, picaban la curiosidad y hacfan que el público, interesado en la representación, no se aburriese ya mucho ni poco.

Aquel hervor, aquella vida psíquica, por decirlo así, del público, cuyo foco era Concha, se reflejaban en ella comunicándole no sé qué misteriosa animación, no sé qué hormigueo de flúido vital. Lejos de estorbarla, la atención de la concurrencia la estimulaba hasta el punto de que, excitándose al sonido de su propia voz y al eco de los aplausos que ya tácilmente arrancaba, había olvidado por completo la riña con su novio, y embriagada y penetrada hasta lo más Intimo de su sér, sentía esas cosquillas indefinibles, esa corriente magnética que pone en comunicación, por un instante, el alma de un artista con muchos miles de almas;