Página:Cuentos de la Alhambra (1833).pdf/137

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
(125)

ha sido desterrado de su suelo natal, y su triste hija se halla ahora cautiva.

—¡Guarda, ó rey! dijo en voz baja Ibrahim, esa jóven podria muy bien ser una de aquellas magas del norte, que toman las formas mas seductoras para coger en sus lazos á los imprudentes que se fian de ellas. Yo creo leer la hechicería en sus ojos y en todos sus movimientos; no lo dudes, este es el enemigo que señalaba el talisman.

—Hijo de Abou Agib, contestó el rey, tú eres un gran filósofo, y á mas á mas un gran mágico, yo lo concedo; pero no sabes una palabra de lo que concierne á las mugeres. Sobre este punto no cedo en conocimientos á nadie del mundo, incluso el mismo Salomon á pesar del pro-