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se subió á la colina, y se estuvo en la cumbre hasta alta noche. Bajó á esta hora, y presentándose á Aben-Habuz: «En fin, ó rey, le dijo, ya está terminada mi obra: en la cumbre de ese monte he erigido el palacio mas delicioso que pudo inventar jamas el ingenio humano; allí está reunido todo lo que puede contribuir á la felicidad de la vida; salones magníficos, jardines sombríos y floridos, fuentes cristalinas, baños perfumados: en una palabra, la colina se ha trasformado en un paraiso; y á la manera que el palacio de Hirám, se halla tambien este protegido por un encanto de gran poder, que le hace invisible á todos los que no poseen el secreto de su talisman.

—Basta, dijo lleno de júbilo Aben-Habuz: mañana al despuntar la au-