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esta ciencia brillaron de alegria los ojos del príncipe, el cual se aplicó á su estudio con tal teson, que en poco tiempo se halló tan versado en ella como su mismo maestro.

La torre del Generalife dejó desde entonces de ser una soledad para Ahmed, pues este tenia á toda hora con quien hablar. Su primer conocimiento de vecindad fue el de un gavilan, que tenia su guarida en una hendidura de las almenas, desde cuya elevacion se lanzaba sobre la presa que á lo lejos descubria. Mas el príncipe halló poco agradable la amistad de este pájaro: verdadero pirata del aire, su conversacion se componia únicamente de fanfarronadas sobre sus rapiñas, su valor y sus hazañas.

Mas adelante se relacionó Ahmed