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posteridad, sus tradiciones no murieron con él: el auténtico Mateo, cuando era mozalvete, escuchaba embelesado las narraciones de su abuelo y de las viejas que formaban su tertulia, y de este modo acumuló en su cabeza un tesoro de conocimientos verdaderamente preciosos sobre la Alhambra: conocimientos que no se hallan en ningun libro, y que en realidad son dignos de la atencion de todo viagero curioso. Tales eran los personages que contribuían á hacer cómoda y agradable mi vida doméstica de la Alhambra; y yo creo que ninguno de los soberanos cristianos ó musulmanes que me precedieron en aquel palacio, fue servido con mas fidelidad, ni gozó de un imperio mas pacífico.

Luego que me levantaba, Pepe,