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102 — Felipe Trigo

Sin embargo, luego, meditando que, en la sombra de la noche, ella, tan gentil, vestida aún como estuvo en la Comedia, no habría podido hacerse cargo de las... rodilleras... y hasta de las manchas de esta ropa,.., vino a quedar en el justo medio: no un frac ni así, de pronto, siquiera un smokin, según había proyectado él, proyectando insensateces...; pero, al menos, se encargaría un terno a la medida..., y unas botas..., y un sombrero. El gabán podía pasar con el cuello levantado.

Gastos, ¡claro! Quería decirse que no le mandaría a su familia en unos meses los quince duros con que la ayudaba. Salvado con tal esfuerzo, se sentó a presupuestar. Y escribía: Sueldo, 40 duros; por colaboraciones, 12 — en cálculo prudente —; total, 52, Gastos: por este gabinete, 6; comida y café, 15 — gracias al restorán del Círculo, salvador de periodistas y tenientes —; tabaco, 2 duros; lavado, planchadora, sereno, etcétera, 4 duros. Le alegró la suma: 27. Le quedaban para mejorar de aspecto y de vida social 25 duros, y actualmente tenía 15 en cartera. Bien. Salió,

Iba a restaurar su vestuario, a plazo de unos días, y a otra urgencia que ya tenía meditada: en la... intimidad de Ladi, entre los lujos de Ladi, a la noche, sería ridículo que apareciese él sin calcetines nuevos, sin unos calzoncillos cortos y sin una camiseta de seda.