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DAVID COPPERFIELD.

- No tal, repitió Emilia... No soy la buena chica que debia ser, y lo sé.

Y lloraba å lágrima viva.

- Me teneis demasiado cariño, continuó; mu- chas veces tengo mal humor, soy caprichosa con vos, que sois siempre tan bueno. Deberia apreciar mejor las atenciones que me dispensais, no ser in- grata y haceros feliz.

- Me haceis siempre feliz, mi querida Emilia, dijo Cham; solo con veros me conceptúo dichoso, y aun mas cuando pienso en vos.

- ¡Oh! no es bastante, exclamó ella : lograis vuestra felicidad por la bondad que posecis, no por mi bondad. Oh! mi querido Cham, cuinto mejor hubierais hecho en querer á otra que no yo, - á otra mas digna de vos, menos caprichosa, menos voluble y que os perteneciese enteramente!

- ¡Pobre corazon de paloma, dijo Cham entre dientes, Marta la ha trastornado!

- Os lo suplico, tia mia, continuó Emilia, venid å mi lado y dejad que repose mi cabeza en vuestras rodillas. Ah! iqué desgraciada soy esta noche! ¡ No soy tan buena como deberia serlo!

Peggoty se apresuró á acercarse á la chimenea, y Emilia, echándole los brazos al cuello, se arrodi- lló y la miró tristemente.

- ¡Oh! os lo suplico, tia mia, ayudadme para que sea buena : Cham, mi querido amigo, ayudad- me, y vos tambien, Mr. David, en memoria de otros tiempos. Quiero ser mejor que ahora; necesito com- prender mejor la felicidad que existe en ser la es- posa de un hombre honrado y vivir tranquilamente con él. Ah! mi pobre corazon!

Ocultóse la frente en el seno de su tia y cesó de dejar oir aquella voz dolorosa, que participaba de la de la mujer y de la del niño. Mitad mujer, mitad niño, hé ahi lo que era Emilia, con su caricter, sus modales seduclores, su expresion y su hermo- sura. Lloró algun tiempo en silencio sobre las ro- dillas de mi querida Peggoty, que la consolaba como una nodriza consuela al niño que arrulla en su regazo.

Asi que Emilia se tranquilizó un poco, Cham y yo le hablamos cada uno á nuestra vez, y ella nos respondió luego poco á poco, se sonrió, se irguió, confesó que se avergonzaba de haber llorado, bro- meó ligeramente con nosotros y luego se retiró con Cham.

Aquella noche vi que abrazaba á su pretendido por primera vez; asimismo, cogióse cariñosa- mente de su brazo para irse, y le estrechó fuerte- mente contra su corazon, como queriendo demos- trar que estaba contenta y feliz al sentir à su lado tal protector.

Asi que se hubo marchado comparé su salida con la de Marta.

XXII
ME DECIDO POR UNA PROFESION.


Al despertarme a la mañana siguiente, aum pen- saba en Emilia y en su agitacion extraordinaria al alejarse Marta de casa de Mr. Barkis. Se me figu- raba que merced å una confianza sagrada, se me habia admitido en aquella secrela entrevista do- méstica, y que revelarla, incluso al mismo Steer- forth, seria una traicion.

La encantadora criatura que habia sido mi com- pañera de infancia, me seguia inspirando el mas tierno sentimiento; si, estala persuadido que en- tonces la queria como á una amada, sin que por eso aquel amor hubiese perdido nada de la inocen- cia de nuestros primeros años. Queria conservar con toda su gracia infantil aquella casta imágen en el fondo de mi corazon.

Durante el almuerzo recibi uma carta de mi tia, como me hablaba de cosas sobre las cuales yo creia que Steerforth me podia aconsejar mejor que nadie en este mundo, esperé á que nos hallaramos en camino para sacar á colacion aquel asunto. Hasta que llegase este momento bastante teniamos que hacer con despedirnos de todos nuestros ami- gos. Mr. Barkis fué uno de los que sintieron mas nuestra partida : se me figura que hubiese visitado de nuevo su area y sacrificado otra guinea, si hu- biera sido preciso, por deternos cuarenta y ocho horas mas en Yarmouth. No hay para qué hablar de la pena de Peggoly, de su hermano, de Cham y demas familia : hasla las coștureras del taller de Mr. Omer quisieron despedirse de nosolros, y cuan- do llegamos á la diligencia un increible número de marineros se agrupaba alrededor de Steerforth. En una palabra, lodos nuestros amigos y conocidos sintieron nuestra partida.

- ¿Os quedareis aun aqui mucho tiempo? pre-