Página:David Copperfield o El sobrino de mi tía (1871).pdf/236

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

224
DAVID COPPERFIELD.

turaleza. Mr. Jorkins abandona rara vez el ca- mino trillado; ya sabeis quién es.

Un coche que me seguia se paró á mi lado.

Lo que sabia de Mr. Jorkins era que habia sido primitivamente el único dueño del estudio, y que entonees vivia solo en uma casa vieja cerca de la plaza Montagu; que apenas venia un rato todos los dias á la oficina; que nunca se le consultaba para nada; en lin, que en el sombrio despacho don- de entraba algunas veces, en el piso mas alto de la casa, su mesa estaba cubierta con una carpeta de papel amarillo, sin la mas ligera mancha de tinta, carpeta que, segun los pasantes, estaba en el mis- mo estado hacia veinte años.

Habiendo obtenido, no obstante, el permiso de someter mi proposicion á Mr. Jorkins, asombré no poco á dicho señor presentándome á la puerta dle su despacho.

- Entrad, Mr. Copperfield, me dijo Mr. Jorkins.

Entré, me senté y expliqué el caso á Mr. Jor- kins en los mismos términos, poco mas ó menos, que lo habia hecho á Mr. Spenlow.

Mr. Jorkins no era la imponente criatura con que asustaban á los clientes : era un hombre grue- so, de unos sesenta años, de fisonomía dulce y que tomaba tanto rapé, que la tradicion del estudio decia que vivia casi exclusivamente de aquel esti- mulante estornudatorio.

- Supongo que habeis hablado de cso á Mr. Spenlow, me preguntó Mr. Jorkins asi que me hubo escuchado, con viva inquielud, hasta lo úl- timo.

- Si, respondí, y Mr. Spenlow os ha citado.

- ¿Ha dicho que yo no consentiria?

Me ví en el caso de convenir que Mr. Spenlow habia mirado su negativa como probable.

- Tengo el disgusto de decir, Mr. Copperfield,