Página:David Copperfield o El sobrino de mi tía (1871).pdf/253

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

241
DAVID COPPERFIELD.

de una vez pensé en el suicidio, cuando miss Julia me repetia que mi inconsolable y querida Dora continuaba respondiendo al hablarla de mi con su acostumbrada frase de dolor : «;Oh! pobre papá! ¡pobre querido papá !»

Miss Julia me habia dicho tambien que Dora no tenia mas parientes que dos tias, hermanas de Mr. Spenlow, dos solteronas que habitaban en Putney, y que solo veian á su hermano por casualidad, de Pascuas á Ramos : no queria decir esto que es- tuviesen reñidos; pero, justamente, cuando se ee- lebró el bautizo de Dora, como solo se las convidó al té y se creian con derecho de asistir á la comida, escribieron que, para mejor inteligencia de todos, preferian no tener frecuentes relaciones.

Aquellas dos señoras abandonaron su retiro á la muerte de su hermano, y propusieron llevarse á Dora á vivir con ellas á Putney. Dora, llorando, habia exclamado : «; Oh! si, tias, llevadme áú Pul- ney con Julia y Jip!» En consecuencia, Dora se hallaba en Putney desde la semana de los fune- rales.

No sabré decir cómo tuve tiempo para frecuen- tar tanto Putncy, pero mas de veinte veces se me encontró vagando por los alrededores. Miss Julia, amiga fiel y exacta en llenar todos los deberes de la amistad, llevaba un diario; de vez en cuando acudia á la cita á la orilla dle un prado y me lo leia, ó si no podia hacerlo, me lo prestaba. Docu- mento precioso que copié párrafo por párrafo, hasta tal punto que puedo transcribir algunos frag. mentos:

Lúnes.-Mi querida Dora muy abatida aun.- Dolor de cabeza.-Llamando su atencion hácia Jip y hácia su sedosa y ensortijada lana, Dora ha acariciado á Jip. Vuelta de antiguos recuerdos y es- elusas abiertas al dolor. Lágrimas copiosas. ( Las lágrimas no son el rocio del corazon? J. M.)

Mártes.-Dora débil y nerviosa,-hermosa en su palidez. - ( No se nota lo mismo con la luna? J. M.) Dora, Julia y Jip han tomado el fresco en coche. - Jip, que ha mirado por el ventanillo y ladrado con violencia á un peon caminero, ha he- cho asomar una sonrisa á los bermejos labios de Dora. (;De qué débiles eslabones se compone la cadena de la vida! J. M.)

Miércoles.-Dora comparativamente alegre.- Le he cantado como melodia simpática para su si- tuacion, las Campanas de la noche; efecto poco favo- rable... antes al contrario. Dora conmovida mas alla de todo lo decible. Sorpresa capaz de hacerla llorar un poco despues en su cuarto.-Cita de versos sobre ella y sobre una inocente gacela,- ninguna impresion; se hace alusion á la imágen de Shakspeare, la Paciencia sobre una tumba. (Pregunta : ¿por qué sobre una tumba? J. M.)

Jueves.-Dora ciertamente mejor. Noche me- jor. Ligero tinte rosado vuelve á teñir las meji- llas! Decidido que hablaré de David C. Este nom- bre ha sido pronunciado con precaucion en el curso de nuestro paseo. Tan luego como lo ha oido Dora, se ha mostrado dlesfallecida : «0h! ¡Julia, querida Julia! ;he sido una hija frivola é ingrata! Palabras y cariños afectuosos. -Re- trato ideal de David C. al pié de su lumba. Dora de nuevo transida de dolor : «;Oh! qué hacer? ¿qué hacer? ;Ah! Julia! llevadme á algun lado.» Alarma grande, desmayo de Dora, se pide un vaso de agua en una venta. (Afinidad poética : mues- tra pintorreada. La mescolanza de la vida humana. ¡Ay! J. M.)

Viernes. - Dia de incidentes; un hombre pene- tra en la cocina con un saco azul y pide los zapa- tos que la señora de la casa ha dejado para que les echen medias suelas.-La cociuera responde que no hay zapatos que remontar;-el hombre insiste. - La cocinera sube á informarse y deja al hombre á solas con Jip; euando baja, el hombre sigue insistiendo, pero luego se vá. Jip ha desapa- recido. Dora está desconsolada. Se da queja á la policia : puede conocerse al hombre en su nariz de aguilucho y en sus piernas torcidas. Pesqui- sas múltiples. Ni nuevas ni señales de Jip. Dora llora y no puede consolarse. Nueva alusion á una jóven gacela. Alusion hecha á propósito, pero inú- til. Hácia el anochecer se presenta un jóven desco- nocido. Manifiesta necesitar una libra esterlina y sabe donde esta un perro. Por mas que se le pre- gunta rehusa dar otras explicaciones. Dora entre- ga la libra esterlina y el jóven conduce á la coci- nera á una casa, donde hallan á Jip solo y atado al pié de una mesa. Alegria de Dora, que baila alre- dedor de Jip, mientras que cena cl perro. Alentada por lan feliz mutacion, hablo de David C.; Dora vuelve á llorar y exclama : «No, no... seria una cosa muy mala pensar en otro mas que en papá.» Besa á Jip antes de acostarse y se duerme sollo- zando. (¿ David C. no debe confiarse en las rápidas alas de ese anciano venerable llamado el Tiempo? J. M.)