LA CIUDADANA 29
Si no podian ejercitar el sufragio, no tenia objeto intere- sarse en las elecciones.
En América, las mujeres han participado activamente en las revoluciones desde los origenes de las democracias y luego han abandonado su suerte en manos de los dirigentes, desin- tereséndose en el mantenimiento de las conquistas logradas, por desconocer el Valor de su intervencién y la necesidad de vigilar la continuidad de la obra comenzada.
Lo que entonces era posible por el género de Vida que Ile- vaban las mujeres, en la actualidad carece en absoluto de sentido. La diversificacién de actividades fuera del hogar las empuja y las obliga a defender nuevos intereses.
La pasividad era posible cuando el campo de su accién se limitaba al hogar. Hoy, el taller, la oficina, la universidad, la escuela la obligan a manifestar su propio pensamiento y a tomar sus propias decisiones.
Se plantea entonces el absurdo de abstenerse en el momen- to preciso en que la voluntad soberana debe manifestarse en los comicios.
11. —DIFUSION DE LA EDUCACION CIVICA
Se ha observado con frecuencia que el pfiblico de las con- ferencias es en su mayoria femenino. En nuestro medio es un indice revelador del deseo de las mujeres de ampliar sus co- nocimientos. Si se proponen interesarse _en los temas civicos como en los literarios y los artisticos, a no dudarlo que pronto adquirirén una preparacién adecuada.
La propia educacién civica redundaré en beneficio general porque es bien conocida su misién como educadora de las ge- neraciones futuras y como depositaria y trasmisora de los ideales imperantes en cada grupo social. Mientras més culta sea la mujer, mas fécil le seré trasmitir a sus hijos los fun- damentos civicos que harén de él un buen ciudadano. Com-
