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DE MADRID A NAPOLES

que abriga esta vieja corte de verse anulada por sus propios hechos.

Porque ya comprendereis que además de la Turin política, hay una Turin municipal; y que todo lo que la Turin política ganaria con trasladar su trono á Roma (por ejemplo), lo perdería la Turin municipal irremisiblemente.

Asi es que esta mañana hemos visto una caricatura muy graciosa, titulada Historia de Gianduja, que representa perfectamente estas dos ideas. — Gianduja es un personaje imaginario, de invención popular, equivalente al Girolamo de Milán, al Arlequín de Bérgamo , al Pulcinella de Napóles, y del que se puede decir que es la personificacion del Píamonte. — Ahora bien, en la caricatura citada, Gianduja empieza por ser un sugeto muy delgado y muy glotón. —Principia luego á comer, y se traga sucesivamente la Saboya , la república de Genova, los condados de Asti y Niza, los ducados de Monferrato y de Aosta, el señorio de Vercelli, la isla de Cerdeua, parte del ducado de Milán, etc., etc., con todo lo cual llega á ser un mozo robusto y bien portado que causa envidia á las gentes.— Pero Gianduja sigue comiendo , y devora la Lombardía , los ducados de Módena, Parma y Toscana, el reino de Napóles y los Estados Pontificios. —Entonces se pone tan gordo , que revienta , dando de sí un hermoso reino de Italia, mientras que él se queda mas flaco y miserable que al principio de su carrera, despreciado y desatendido de ¡a misma criatura que ha nutrido con su sangre!!

Haciendo estas y otras observaciones, bajamos toda la Via di Po, y llegamos á la Piazza Vilorio Emanuelle, de trescientos sesenta metros de longitud por ciento once de anchura. Al término de ella corre el Po, sobre el cual pasamos por un magnífico puente de cinco arcos, construido á principios de este siglo, cuando Turin formaba parte del imperio de Napoleón. La decoración que se alcanza por todos lados desde el promedio de aquel puente, es verdaderamente deliciosa. —Dejáis atrás á Turin, hasta cuyo centro penetra la vista. —A un lado y otro tenéis el rio, magestuoso y opulento, de entre cuyas ondas brotan dos islas, largas y estrechas como dos esquifes. —Pomposas alamedas embellecen ambas márgenes, sobre todo por la parte de la derecha, ó sea rio arriba. —La mirada reposa en los lindos barrios del Rubatto y Borgo di Po, en el Asilo de Mendicidad, la Vanchiglia y el Puente de hierro, — lejanas perspectivas de uno y otro balcón, -y allá, en último término, descúbrense los jardines y los muros del Castel del Valentino, Real casa de campo, tan ilustre por su antigüedad como reputada por su hermosura.

Al otro lado del puente se levanta una suave colina, cubierta de árboles, flores, iglesias y palacios, en la cual pasan el verano muchas familias aristocráticas de Turin.—Era la altura á que nos dirigiamos nosotros para gozar de la vista panorámica de toda la población. Pero antes de subir alli, reparamos en la iglesia de la Gran Madre di