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DE MADRID A NAPOLES

fuerza de fantasía y de colorido, y aún no tendréis idea de todo lo que la paciencia, el saber, la devoción, el arte y la opulencia han reunido en aquella Iglesia solitaria.

Réstame hablar, como de una de sus obras más acabadas y sublimes, de «la capilla mortuoria de Juan Galeazzo, situada en la nave trasversal de la derecha. — Los religiosos, agradecidos al fundador de tan suntuosa Iglesia y rico Monasterio, no han escaseado medio alguno de embellecer V realzar el Mausoleo de Visconti. — Cincuenta ó sesenta años emplearon varios insignes artistas en esculpir su sepulcro, que es una especie de retablo, del mas delicado estilo plateresco, en el que la piedra ha llegado, bajo el cincel del genio, á conmoverse, á sentir, á palpitar, á idealizarse, á hablar de tal modo, que parece haber desaparecido la primitiva materia de aquella obra milagrosa, para convertirse en flores, ángeles, marciales atributos y seres animados. Allí se ven dos grandes bajo-relieves, que representan escenas de la vida de Galeazzo; una hermosa estatua de la Virgen, coronando el altar, ó sea el segundo cuerpo del sepulcro ; y en la parte inferior, detrás de dos elegantes arcos, encuéntrase la urna cineraria , de noble y severo corte, sobre la cual yace la estatua del poderoso Duque, custodiada por dos magníficos genios, que son, si no me engaño, a Fama y la Victoría .

¡Y ved lo que son las cosas humanas! — Juan Galeazzo dispuso en su testamento que su corazón fuese trasladado áVienne,en el Delíinado; que sus entrañas se sepultasen en la catedral de Santiago de Galicia, y que sus huesos fuesen conservados en la Iglesia de la Cartuja, en el lugar donde se levanta el fúnebre monumento que he descrito. Ahora bien; mientras este se contruia, los religosos depositaron en otra parte los restos de su protector; mas lié aquí que, una vez terminado el mausoleo, nadie pudo acordarse del sitio en que habían enterrado provisionalmente á Visconti. — La suntuosa urna de que hemos hablado está , por consiguiete, vacía.

Es decir, que aquel hombre que había erigido dos de los templos más hermosos de la cristiandad; aquel hombre que habia fundado un monasterio, ricamente dotado, para que fuese su perpetuo albacea y prosiguiese 'la obra de reconciliarle con Dios; aquel hombre que murió convnecido de que sus restos dormirian el sueño eterno en un magnifico sepulcro y á los pies de su abogada la Yirgen María ; aquel hombre , en fin , á cuyas cenizas hubieran tributado los cartujos , durante siglos y siglos , todo linaje de exequias y de honores, yace en ignorada sepultura, sin que una cruz preste sombra á sus despojos mortales, sin que una oración, una flor ni una lágrima haya purificado la olvidada tierra que tragó ansiosa al parricida, al asesino, al usurpador, al tirano. — Diríase que Dios no habia querido admitir al reprobo en su santa casa! Ni faltaría quien creyera, on aquellos tiempos supersticiosos, que el diablo se había llevado el cuerpo de Visconti á los profundos infiernos, no contento ni pagado con tener allí su alma. — De cualquier manera, el lance es sumamente có-