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DE MADRID A NAPOLES.

tenia nombre. Era la inmensidad anónima que recorrieron por primera vez Colon, Bartolomé Diaz, Vasco de Gama, Magallanes y Kooc y que todavía no es completamente conocida...

Figuraos ahora cuáles serian mis impresiones al encontrarme esta mañana con el Mediterráneo en este apartado lugar, en este paraje escon— dido, adonde llegan sus olas penetrando atrevidamente por entre la Italia, la Grecia y la Dalmacia...

¡Ah! El Adriático es un misterio, es una aventura amorosa del Mediterráneo.—Despues de su gran temeridad de pasar los Dardanelos, el Bósforo y el estrecho de Yenikalé para formar el Mar de Mármara, el MarNegro y el Mar de Azoff (esforzándose por separar el Asia de la Europa), nada ha emprendido tan osado y romancesco como venir casi al pie de los Alpes, á visitar á la encantadora Venecia.—Asi es que yo lo contemplaba esta mañana con entusiasta admiracion y cariñoso júbilo, cual si fuera un compatriota y amigo mio á quien encontraba en pais ex tranjero.

En la playa del Lido que mira al mar, se ven algunas chozas de pescadores, varios cobertizos pertenecientes á un Establecimiento de Baños, y dos ó tres Fuertes que defienden la entrada en el Puerto de Venecia.

El Canal más profundo y mas frecuentado que pone en comunicacion á la Laguna con el Adriático es el que pasa por delante de Malamocco, antiquísimo pueblo que dió orígen á Venecia, situado sobre una isla que viene á ser la continuacion del Lido.

Por aquel canal se verificaban las bodas de cada nuevo Dux con el Adriático. Por allí salia, en el Bucentauro, ó sea en la dorada góndola de a República, el anciano elegido Jefe de la nacion, á arrojar su anillo en las olas, como en prenda de amor y de alianza. Por allí salieron tambien las galeras venecianas á conquistar todo el Adriático, el Archipiélago griego, Constantinopla, Candia, Chipre y tantos otros pueblos como rindieron vasallaje á la Tiro de la Edad-Media.—Por aquel Canal salió el Dux Enrique Dandolo al frente de la Cuarta Cruzada, llevando en pos suyo cerca de quinientas naves.—Por allí salieron, en fin, los que, aliados con el Papa y con España, derrotaron á los turcos en Lepanto.

Despues de recorrer el Lido de parte á parte, tornamos al lugar en que habíamos desembarcado.

Allí hay una pobre casa, habitada por dos 6 tres familias de hortelahos y pescadores.

Aquella gente se habia encargado de darnos de almorzar.

Sentámosnos, pues, á la puerta de su cabaña, debajo de un emparrado, cuyos pámpanos amarillentos empezaban ya á alfombrar la misma tierra á que habian dado sombra durante el pasado estío.

Desde allí se descubria toda Venecia, de la que nos separaban dos millas de laguna.

Las cúpulas de San Márcos se destacaban sobre el cielo. —Estas cúpu-