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DE MADRID A NAPOLES.

llos de nuestra madre, el busto de Napoleon, armas y brazaletes, santos y soldados , bandejas y escribanías, y un frasco de agua de rosas , traído de Argel, al lado de un salero lleno de incienso ó de pebete. — Y todo era un homenaje rendido á las ecxelencias de la Cruz que se alzaba en medio de aquella mesa revuelta....

Pues tal procede siempre la devocion, y tal es el punto de vista estético de la Iglesia de San Antonio de Pádua. — La Cruz que allí se venera es el Cuerpo del Santo.

La Capilla que encierra su Sepulcro es un prodigio de riqueza. Toda ella está revestida de mármol blanco y negro. Estatuas de bronce y preciosos bajo-relieves, alusivos á la vida del Santo, adornan los muros. En el centro se levanta el Altar. Este es de verde-antico, sobre el cual se destacan cuatro Angeles de mármol blanco, que sostienen otros tantos candeleros de plata. Delante del Altar hay dos Grupos de Angeles, tambien de mármol, que son obras maestras de escultura. Cada uno de aquellos grupos sirve de base á un enorme Candelabro de plata , de admirable ejecución. El Candelabro de la izquierda pesa 1,607 onzas: el de la derecha l,450. — Del techo del Santuario penden innumerables Lámparas de plata y de alabastro, constantemente encendidas. Y en fin, por todas partes se ven ricas y piadosas ofrendas, ex-votos. cuadros que representan los recientes milagros del Santo (diligencias volcadas, enfermedades, caídas . naufragios y otras desventuras , remediadas todas por la intercesión de San Antonio).

Detrás del Altar hay una Lámina de bronce que sirve de Puerta á la Tumba del glorioso Portugués. — Yo no he visto nunca , y cuidado que he vivido en Andalucía y en Valencia , devocion semejante á la que inspira este Sepulcro á los hijos del Veneciado. Yo fui á visitarlo á las dos de la tarde de un dia cualquiera, y estaba rodeado de damas y caballeros, de gentes del pueblo, de niños y de ancianos, que con el mayor recogimiento oraban de rodillas.— Los campesinos, que habian ido á Pádua al mercado ó á negocios, entraban, fatigados de los quehaceres del dia, con sus compras debajo del brazo, á tocar medallas y rosarios en aquella plancha de bronce ; á aplicar á ella sus miembros doloridos, como á una fuente de salud; á que sus hijos impusieran allí sus manos, su boca y su cabeza, á fin de que fuesen buenos de pensamiento, palabra y obra; á confiar sus penas al Patrono de la comarca ; á pedirle ayuda ó consejo ; á darle las gracias por anteriores mercedes ; ó meramente á visitarlo , á cumplir con él , á llevarle expresiones de sus familias, quienes, al despedirlos aquella mañana, les habian dicho indudablemente: — «Que no te vengas sin ver al Santo

Al lado de la Iglesia está la antigua Scuola del Santo , que merece ser visitada , aunque no sea más que por los muchos y muy notables Frescos de Ticiano que adornan sus paredes, alusivos todos á la historia de San Antonio...