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DE MADRID A NAPOLES

Mas ni aun asi creo que consigo dar idea de la grandeza y el grandor de aquel lugar. —¿Qué importan los números ni las medidas, si no puedo hacer ver aquellas masas de piedra, las proyecciones de la luz del sol en las recias columnatas, las amplias líneas con que el Templo y el Palacio se dibujaban en el cielo, el Océano de aire resplandeciente en que nada- ba tanta maravilla, ni mucho ménos el armonioso y bello conjunto de todas las cosas que he enumerado?

Avancemos, pues, hácia la Basilica.

Antes de subir la Escalinata que la precede, dirigí una mirada hácia la Galería de pilastras de la derecha, que se encamina á la gran Escalera del Vaticano, y ví bajo los Pórticos algunos individuos, vestidos con un pintoresco traje de vivísimos colores y cortado al estilo de la Edad Media, que se paseaban con una alabarda al hombro.—Eran los famosos suizos que dan la guardia al Papa.

Continué avanzando. E

Al pie de la triple Escalinata por donde se sube á las cinco Puertas de la Basílica, hay dos Estátuas colosales, una á cada lado, como centinelas avanzados sobre la plaza.—Son San Pedro y San Pablo; el Príncipe de los Apóstoles y el Apóstol de los Gentiles: las dos grandes columnas de la Fé.

Desde lejos me habia parecido que estas Estátuas distaban muy poco del inmensurable Templo. Al acercarme á ellas, comprendi que la mese— ta de la Escalera que conduce al Atrio, es por sísola una extensa Plaza, y cada escalon una ancha calle.—¡En cuanto á la Basilica, seguia crecien- do, segun yo avanzaba, y se me venia encima, como se dice vulgarmen- te, agobiándome con su enorme pesadumbre!

La Portada de San Pedro no es bella desde el punto de vista del arte. Su magnitud carece de grandiosidad. Aquellas columnas adheridas al muro, y la division de este en puertas y ventanas, son mas propias de un palacio que de un Templo. Lo único que disculpa al arquitecto que la construyó (C. Maderna) es la precision en que estaba de colocar en la Portada de la Basílica un balcon desde el cual bendijese el Padre Santo á la Ciudad y al Mundo el primer dia de Pascua de Resurrección.

Sobre la balaustrada ó ático se ven trece Estútuas gigantescas, que representan á Cristo y á los duce Apóstoles, y en cada extremo de la mis- ma hay un Relo¡.—El de la derecha marca las horas á la italiana; esto €s, desde una hasta veinte y cuatro, segun he explicado ya.

La Catedral, así por dentro como por fuera, está construida en el es- tilo del Renacimiento, no habiendo otra razon para que se llame Basilica que el haber sido edificada sobre una que habia levantado Constantino, — Su disposicion arquitectónica es de Catedral.

Pero dejemos para despues esta y otras cuestiones de arte; y olvidán= donos por un momento de la crítica, penetremos ya en San Pedro con la