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DE MADRID A NAPOLES

pintoresca. En ella todo es música, luz, colores y movimiento. La poblacion bulle, corre, grita, gesticula, caota, reza, y se rie incesanleinente y á un tiempo mismo. El napolitano tiene mucho de griego, mucho de berberisco y mucho de andaluz.

Los muelles y las playas son unos campamentos de invierno y de verano (pues aquí no hace nunca frió), donde cien mil hombres, mujeres, viejos y nirios, viven al aire libre, pescan, guisan, comen, bailan, roban, duermen y se reproducen. Algunos millares de ellos tienen una tienda en milad de la calle ; tienda que consiste en una larga mesa cubierta de exquisitas ostras, peces vivos, vistosas flores y ricas frutas. — Para dar una idea de la frugalidad de los napolitanos, baste decir que muchos lazzaroni se mantienen sólo con sandia, que es uno de los productos más abundantes del país. — Co tre calle (dicen) vive, magne, é te lave á faccia. (Por tres céntimos, bebes, comes y te lavas la cara.) — Dicho se está que una ciudad en que se vive de este modo, es sucia en grado superlativo.

Otro de los rasgos característicos de la fisonomía de Nápoles es el infinito número de coches (calesines en su mayor parte, llamados aquí carricoli, ó carrocele) que discurren á escape por la población, deslizándose cuatro en fondo por las empinadas calles empavesadas de lava, cruzándose en todas direcciones , sin orden ni concierto, con tanta osadía como destreza , como antiguamente los carros romanos y griegos. El temerario conductor se pone á veces de pié para dirigir la cuadriga , que no es tal cuadriga, sino un solo caballejo enano, que corre como un demonio, arrancando chispas del suelo. En el carruaje van frailes, mujeres, niños, garibaldinos, lazzaroni, (cuádruple tripulación de la que buenamente cabe) ; quien agarrado á un hierro, quien colgado de un tirante, quien de pié en un estribo, y casi todos gritando desaforadamente...

El escándalo es la vida, el alma, la idiosincrasia de Nápoles. En Nápoles gritan los transeúntes que van solos en medio del dia por plazas y calles, y gritan... por el solo placer de oírse, porque les retoza la alegría en el cuerpo, no se por qué prurito de alterar el orden. — Otros, en vez de andar , bailan y brincan como si estuvieran pica los de la tarántula. — (Y, en efecto, su baile favorito se lláma la tarantella). — Todo el mun-do canta, y todos cantan bien , cada uno por su lado , produciendo una gozosa algarabía que trastorna y aturde al forastero. — Es esto, en fin, una orgía constante, es una borrachera de júbilo y desvergüenza; es un desenfreno antisocial y cínico, y no lo llamaré salvaje... , porque meacuerdo de la refinada civilización que ha producido tal escoria.

¡Oh!... sí: Nápoles es la heredera de la Grecia decadente y de la Roma prostituida. — Cerca de Nápoles está Cápua. Dentro de Nápoles está el barrio, ó, por mejor decir, la sentina llamada Porta Capuana. A la vista de Nápoles está Pompeya, la Sodoma del paganismo, enterrada bajo ceniza hace mil ochocientos años. Nápoles es el pantana del vicio. A Nápoles se