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quien de casa nos echará.

que ya que lo acordais, nada he sentido,
como haberme venido
de Cataluña, habiendo allí llegado,
despues de haber pasado
toda Francia, y hallarme en el socorro
de Girona, por no poder quedarme
con el señor Don Juan, que ya olvidarme
jamas podré de su bizarro aliento:
cierto, que haberle conocido siento,
no pudiendo asistirle, que á su brio
en la faccion quedó inclinado el mio.
Alf. Eso no puede ser, que hay pretensiones,
que no permitan esas dilaciones;
mas ya los quotidianos van viniendo,
por vuestra vida reparad sus modos.
Este es el viejo que los trae á todos;
notadle bien el talle y la persona.

Sale Yañez, Vejete.
Vej. Bravo socorro se metió en Girona,

ya queda por la cuenta
socorrida hasta el año de noventa;
es el señor Don Juan bravo Soldado.
Lis. Gracioso es el Vejete.
Alf. Pues cuidado,
que viene Don Martin.

Sale Don Martin.
Mart. Ver no se excusa

las doncellas que acuden á la Inclusa,
aunque el dote no es fixo, á lo que infiero,
porque su padre ha sido Tesorero.
Alf. Tras él viene también nuestro Letrado.

Sale el Licenciado Celedon.
Cel. Todo el Código entero hoy he pasado,

y un texto he hallado ya en la ley tercera,
para que esta doncella mas me quiera.
Vej. O Caballeros, sean bien venidos.
Alf. Señor Yañez, qué hay?
Vej. Que destruidos
quedan ya los Franceses,
cabeza no han de alzar en treinta meses.
Cel. Pues cómo, por su vida?
Vej. Porque está ya Girona socorrida.
Lis. Aquí está quien se halló en esa pelea.
Aart. Quién es? Lis. Yo fuí.
Aart. En hora buena sea.
Lis. Que de Flándes por Francia pasé á España,
y viniendo de Girona á la campaña
(despues de haber pasado
toda su tierra, y hallarme en el socorro)
quise en esta faccion que se ofrecia,
de paso allí mostrar mi bizarría.
Cel. Por acá variamente se ha contado,
vos diréis la verdad, como testigo.
Alf. Vaya, Lisardo.
Cel. Vaya. Lis. Ya lo digo:
Estando prevenido ya el socorro::–
Vej. Diga usted ántes que se junte corro.
Lis. Sabiendo el señor Don Juan,
como ya Girona estaba
en el ultimo conflicto,
pues de bastimentos falta,
para un dia solo habia
las raciones limitadas:
debiéndose haber llegado
á necesidades tantas,
con peligro y sin socorro
á los Cabos de la Plaza,
y en ella principalmente
á la osadía bizarra
del Condestable, pues él
solo pudo sustentarla
con su sangre y con su nombre,
resistiendo su constancia
la necesidad y el riesgo
con valor y con templanza:
y luego en la resistencia
de los asaltos se hallaba
su valor siempre el primero,
coronando la muralla.
Conociendo pues su Alteza
el grande riesgo en que estaba,
aunque siempre el Condestable
tuvo segura la Plaza,
pues nunca con su persona
tuvo riesgo la fianza;
y aunque se hallaba sin medios,
y prevencion necesaria,
para intentar el socorro,
con los pocos que se hallaba,
á los quince de Septiembre,
con resolucion bizarra,
de Barcelona salió
á dar vista á la campaña.
A los veinte y tres, con pocas,
aunque difíciles marchas,
por ser fragoso el pais,

A2 lle-