bien, esa Clara Terpe pintábase los ojos, no como tú, sino en el interior: se doraba las pupilas; y todo su cuerpo exhalaba un perfume penetrante y venenoso, que hacía que sus amantes muriesen entre sus brazos; las perlas mismas, las pobres perlas, que viven como nosotros, morían en su pecho con languideces de flores incendiadas. La Muñeca es hija de Clara Terpe, y, naturalmente, ha heredado algunas de sus cualidades misteriosas, por la ley fatal del atavismo... Tú no debes de saber lo que es el atavismo... la ley del atavismo.. una ley muy fastidiosa que dieron los alemanes para burlarse de Emilio Zola... ¿Quieres que te presente á la Muñeca?
— No; yo no quiero conocer á ese monstruo.
Flora de Lis era una rubia de origen austriaco, muy grave y muy bella, pero sin ingenio ni fuego ninguno, á quien su amante, un banquero con grandes presunciones de artista, obligaba á asistir á