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eva i ada

sabios, al tono afectuoso de la mas bella de las mujeres imajinables, como a la espresion de una situacion tan estraña, como la mia, la lengua universal tiene siempre palabras abundantes i las mas graciosas i enérjicas de las palabras posibles.

Era Eva, una criatura verdaderamente ideal. Esbelta, flexible, graciosa, llena de una majestad dulce i serena, atraia de un modo irresistible los mas profundos afectos. Me parecia haberla amado siempre.

Eva tenía una tez suave, como suele a veces encontrársela en los niños pequeños. El color poco animado, de una albura, alabastrina, hacia contraste con sus ojos i cabellos de un castaño intenso. Al sonreir, habia algo de inefable en su fisonomía; se habria dicho que el salon todo sonreia.

Ada, su compañera, un era ménos bella, pero de un carácter de belleza enteramente diverso. Ada era la mas singular de las morenas. Llena de una gracia encantadora, se veia en ella la criatura amada i feliz, podria decirse aunque no es exacto, coqueta i juguetona, regalona, con todo lo que la rodeaba. Ojos negros, brillantes, pelo ondeado i suave, mas profundamente negro, si cabe, que sus ojos. Era Ada una criatura que alegraba el alma i al lado de Eva, hacian ámbas la mas encantadora de las parejas.

—Hermoso salon, querida Eva es el dedicado al pequeño planeta Tierra. Veo en estas paredes un número considerable de estudios diversos. Tú que