plimiento del deber, se renueva por el trabajo que dignifica a los hombres y a las corporaciones. La sinfonía de las oficinas donde se forjan los elementos de nuestra defensa — navíos que surcan rios y mares y aviones que vuelan sobre el litoral — llena de satisfacción a los seres que consagran todo su amor a la Patria. A las unidades construidas en nuestros astilleros, sucederan otras de más elevado tonelaje, y en mayor número; y los monitores y cazaminas de hoy, tendrán como hermanos más fuertes, torpederos y cruzadores que en un futuro próximo saldrán de nuestros arsenales.
Sin desfallecimientos, la Marina se transforma y agiganta, y con ella, se retempla nuestro entusiasmo, dando nuevos impulsos a nuestro vigor y coraje para trabajar por el Brasil.