imposiciones de la realidad con ánimo y serenidad, repudiando las opiniones apasionadas, si queremos resguardar el futuro de la Patria, pues no la sirven, no cumplen con sus deberes, los que pretenden lanzarla a la hoguera de los conflictos internacionales. No hay, presentemente, motivo de especie alguna, de orden moral o material, que nos aconseje a tomar partido por cualquier de los pueblos en lucha. Nuestro deber sagrado consiste en mantener absoluta neutralidad, neutralidad activa y vigilante en la defensa del Brasil. Nadie puede dominar la conciencia ajena, y en su fuero interno cada cual puede tener sus simpatías, pero la obligación de todo brasileño patriota, consiste en proceder de modo a preservar el Brasil, de la guerra. Es preciso, indespensable, ver claro y evitar la triste suerte de los pueblos que hacen como las avestruces, que esconden la cabeza bajo las alas, creyendo que con esta actitud pasiva dominan las tempestades.
Solo con la paz y con la unión de todos conseguiremos nuestro engrandecimiento y formar una Nación grande y pode-