Esta página ha sido corregida
109
COMO GUSTÉIS.
Rosalinda.—¡Ah! Se ponen del lado de un luchador más fuerte que yo.
Celia.—¡Válgate mi buen deseo! Ya harás la prueba á su tiempo, á riesgo de una caída. Pero dejando á un lado estas chanzas, hablemos con seriedad. ¿Es posible que tan de súbito hayas sentido esta vehemente inclinación por el hijo menor de sir Rowland?
Rosalinda.—El duque, mi padre, amaba á éste de todo corazón.
Celia.—¿Y se sigue de ello que has de amar de todo corazón á su hijo? Por ese camino llegaremos á que yo debiera odiarle, porque mi padre odió cordialmente al suyo; y sin embargo, no aborrezco á Orlando.