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COMO GUSTÉIS.

subsistencia furtiva? Tendría que hacer esto, ó no sabría qué hacer. Y esto no lo haré jamás, suceda lo que quiera. Antes me someteré á la malignidad de una sangre degenerada, y de un sanguinario hermano.

Adam.—Pero no hagáis tal. Tengo quinientas coronas, el salario economizado bajo vuestro padre, que atesoré para que me alimentara cuando mis miembros envejecidos no pudieran ya hacer el servicio y estuviera mi vejez abandonada en un rincón. Tomadlas; y aquel que alimenta al cuervo y provee de sustento al gorrioncillo, será el báculo de mi vejez. He aquí el oro: os le doy por entero. Permitidme ser vuestro criado. Aun cuando parezco anciano, soy vigoroso y activo; porque jamás en mi juventud vicié mi sangre con licores ardientes y perturbadores; ni con desvergonzada frente atraje sobre mí la extenuación y el agotamiento. Así mi edad es como un invierno helado pero saludable. Dejad que os acompañe y os prestaré en todas vuestras ocupaciones y necesidades los servicios de un hombre más joven.

Orlando.—¡Oh buen anciano! ¡Qué bien se muestra en ti el fiel servicio del mundo antiguo en el cual el servidor derramaba su sudor por el deber, no por la recompensa! No eres tú semejante á los de este tiempo, en que ninguno trabaja sino por medrar, y una vez conseguido esto, entorpece el servicio aun con la ganancia. No es así contigo, pobre anciano, que cultivas un árbol carcomido que no puede producir ni siquiera una flor en cambio de todas tus fatigas y cuidados. Pero haz como quieres: iremos juntos, y antes de consumir los salarios de tu mocedad, encontraremos algún modesto modo de vivir.

Adam.—Poneos en camino, señor; que yo os seguiré hasta el último aliento, con sincera lealtad. Desde que tuve diez y siete años hasta ahora que cuento