Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/160

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
144
COMO GUSTÉIS.

Rosalinda.—Aunque es lástima ver semejante cuadro, debía venir bien á la decoración.

Celia.—Ataja tu lengua, por Dios. Se pone á saltar fuera de tiempo. Vestía de cazador.

Rosalinda.—¡Siniestro presagio! Viene á traspasar mi corazón.

Celia.—Quisiera entonar la canción sin tropiezo; pero me haces desafinar.

Rosalinda.—¿No sabes que soy mujer? Cuando pienso, tengo de hablar. Sigue, querida mía, sigue.

(Entran Orlando y Duque.)

Celia.—Me sacáis de mis casillas. ¡Calla! ¿no es él quien viene?

Rosalinda.—El es. Escóndete y obsérvalo.

(Celia y Rosalinda se retiran.)

Jaques.—Gracias por vuestra compañía; pero en verdad me habría sido lo mismo estar solo.

Orlando.—Lo mismo que á mi. Sin embargo, por cumplir con la moda, os doy también las gracias por vuestra sociedad.

Jaques.—Id con Dios. Procuremos encontrarnos lo menos posible.

Orlando.—Prefiero que seamos enteramente extraños cada uno para el otro.

Jaques.—Y os ruego que no echéis á perder los árboles escribiendo canciones amorosas en su corteza.

Orlando.—Y os ruego que no echéis á perder mis versos leyéndolos con tan poca gracia.

Jaques.—¿Es Rosalinda el nombre de vuestra amada?

Orlando.—Precisamente.

Jaques.—No me gusta su nombre.

Orlando.—Sin duda no la bautizaron así para daros gusto.

Jaques.—¿Qué estatura tiene?

Orlando.—La que llega hasta mi corazón.