Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/162

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
146
COMO GUSTÉIS.

por minuto y de gemido por hora, podría contar tan bien como un reloj el paso tardío del tiempo.

Orlando.—¿Y no sería más propio decir el paso veloz del tiempo?

Rosalinda.—De ningún modo, señor. El tiempo camina con diferente paso para diferentes personas. Os diré para quién va con paso de andadura, para quién trota, para quién galopa y para quién se para é inmoviliza.

Orlando.—Os ruego me digáis ¿para quién trota?

Rosalinda.—Á fe, trota duramente para la joven doncella desde el contrato de matrimonio hasta la bendición nupcial. Y aunque el intervalo no pase de siete días, se hace tan duro el paso del tiempo, que parece haber medido siete años.

Orlando.—¿Y para quién va á paso de andadura?

Rosalinda.—Para el clérigo que no sabe bien el latín, y para el rico que no padece de la gota; porque aquel duerme bien no teniendo estudio que le desvele; y éste vive alegremente no sintiendo dolor. Falta al primero el peso de la faena con que la instrucción debilita y consume: al otro la fastidiosa carga de la pobreza. Para ambos va el tiempo á paso de andadura.

Orlando.—¿Y para quién galopa?

Rosalinda.—Para el ladrón que va al cadalso; pues aunque vaya tan despacio como pueda ser movido el pié, siempre le parece que llega allí demasiado pronto.

Orlando.—¿Y para quién se detiene?

Rosalinda.—Para los abogados en vacaciones; porque entre el punto que se cierra y el que se abre, se la pasan durmiendo y no perciben la marcha del tiempo.

Orlando.—¿Dónde vivís, lindo mancebo?

Rosalinda.—Con esta zagala, hermana mía, en las faldas del bosque, como fleco de saya.

Orlando.—¿Es este vuestro lugar nativo?

Rosalinda.—Soy en él como el conejo que véis habitar siempre el sitio donde nació.