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COMO GUSTÉIS.

en nuestro caso) el mejor método de limpiar el pecho es besarse.

Orlando.—¿Y cuando se niega el beso?

Rosalinda.—Entonces se os obliga á suplicar, y he ahí nuevo asunto.

Orlando.—Pero ¿á quién se le perdería el discurso estando en presencia de la dama que adora?

Rosalinda.—Á vos, por cierto, si fuese yo la dama; ó pensaría que mi honradez no valía tanto como mi discreción. ¿No soy vuestra Rosalinda?

Orlando.—Algún placer encuentro en decir que lo sois, pues así puedo hablar de ella.

Rosalinda.—Pues en nombre de ella os digo que no quiero teneros.

Orlando.—Pues en mi propio nombre os digo que me muero.

Rosalinda.—No, á fe mía; morid por poderes. Este bendito mundo lleva ya cosa de seis mil años de vida, y en todo ese tiempo jamás ha habido varón que haya muerto en persona por enfermedad de amor. Froilo, que es uno de los modelos de amante, tuvo aplastados los sesos por una maza griega; pero hizo cuanto pudo para morir antes. Á no haber sido por una calurosa noche de la canícula, Leandro habría vivido muchos buenos años, por mas que Hero se hubiese metido á monja; pues habéis de saber, buen joven, que no fué al Helesponto mas que por darse una lavada; pero le sobrevino un calambre y se ahogó. Por esto los necios cronistas de aquel tiempo echaron la culpa á Hero de Sestos. Pero todas estas son mentiras. Los hombres se mueren alguna vez y los gusanos se los comen, pero no por amor.

Orlando.—No desearía que mi verdadera Rosalinda fuese de ese modo de pensar; pues protesto que su enojo podría matarme.

Rosalinda.—Por esta mano protesto que no podría