Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/204

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
186
COMO GUSTÉIS.

vuestra palabra, Febe, de desposaros conmigo; ó si lo rehusáis, de ser la esposa de este pastor. Cumplid vuestra palabra, Silvio, de casaros con ella, si me rehusa; y yo me aparto de aquí para que todas estas perplejidades se aclaren.

(Salen Rosalinda y Celia.)

Duque (M.)—Este joven zagal me trae vivamente á la memoria ciertos rasgos de la fisonomía de mi hija.

Orlando.—Señor, la primera vez que le ví me pareció hermano de vuestra hija; pero, benévolo señor, este joven es nativo de este bosque, y ha sido educado en los rudimentos de muchos aventurados estudios por un tío suyo, de quien dice que era gran mágico y que vivía oscuramente en el recinto de este bosque.

(Entran Piedra-de-toque y Tomasa.)

Jaques.—De seguro que se aproxima algún nuevo diluvio y estas parejas vienen en busca del arca. He aquí que llega un par de las más extrañas bestias, que en todos los idiomas se conocen con el nombre de imbéciles.

Piedra.—Salud y buenaventura á todos.

Jaques.—Acogedle benignamente, señor. Éste es el caballero de estrambótica imaginación, que tantas veces he encontrado en el bosque, y jura que ha sido cortesano.

Piedra.—Y si hay quien lo dude, á la prueba me remito. He bailado una contradanza: he adulado á una señora: he sido político con mi amigo y suave con mi enemigo: he estafado á tres sastres: he tenido cuatro desafíos, y uno de ellos casi acaba á estocadas.

Jaques.—¿Pues cómo vino á acabar?

Piedra.—Llegando al terreno, y descubriendo que la disputa versaba sobre la séptima causa.

Jaques.—¿Qué séptima causa es esa? Duque mío, vale la pena de gustar de este perillán.

Duque.—No me desagrada en manera alguna.

Piedra.—Dios os premie, y otro tanto deseo para