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COMO GUSTÉIS.
EPÍLOGO.

Rosalinda.—No es costumbre ver á la dama en el epílogo; pero no es mejor ver al galán en el prólogo. Si es verdad que «el buen vino no necesita enseñas,» también lo es que una buena comedia no ha menester epílogo. Sin embargo, en buenas enseñas se anuncian buenos vinos, y los buenos epílogos mejoran las buenas comedias. ¿Cuál es, pues, mi situación, no siendo yo un buen epílogo, ni pudiendo insinuar cosa alguna para que toméis por buena esta comedia? No estoy aparejada como los mendigos, y por lo tanto no me cumple mendigar. No me queda otro camino que el de conjuraros; y principiaré por las mujeres. Os recomiendo ¡oh mujeres! por el amor que tenéis á los hombres, que os guste de esta comedia todo lo que á ellos agradare; y de igual modo os recomiendo ¡oh varones! por el amor que tenéis á las mujeres (y creo percibir que ninguno de vosotros las tiene aversión) que entre vosotros y ellas, encontréis que la comedia os agrada. Á ser yo mujer, besaría á todos aquellos de vosotros que tengan barbas que me gusten, caras que me plazcan y alientos que no me repugnen: y estoy segura de que todos cuantos tienen buenas barbas, ó hermosas caras ó aliento puro, querrán en pago de mi oferta despedirme afectuosamente cuando les haga mi reverencia.

(Sale.)