S
abéis que se debe la cantidad desde Pentecostés, y que desde ese tiempo no os he importunado mucho; ni lo haría aun hoy mismo si no partiese para Persia y no tuviese necesidad de guilder para mi viaje; así satisfacedme inmediatamente, ú os hago prender por este oficial.
Angelo.—Exactamente la misma cantidad de que os soy deudor, me es debida por Antífolo; y en el instante en que os he encontrado, acababa de entregarle una cadena. Á las cinco recibiré su precio: hacedme el placer de venir conmigo hasta su casa, donde os pagaré mi obligación, y os daré las gracias.
El oficial.—(Apercibiéndoles, á Angelo.) Podéis evitaros la molestia: mirad, he aquí que llega.
Antífolo de Éfeso.—Mientras voy á casa del platero, vé, tú, á comprar un pedazo de cuerda; quiero