Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/361

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
339
DE WINDSOR.

tostada. (Sale Bardolfo.) ¿Y es posible que haya vivido yo para ver el día en que habían de llevarme en un canasto como un montón de desecho de carnicero, y arrojarme al río? Por mi alma, que si vuelvo á sufrir chasco semejante, he de hacer que mis sesos sirvan para comida de perros el día de año nuevo. Los pillastres, para echarme al Támesis no tuvieron más remordimiento que si se tratara de los cachorros recién nacidos de una perra, con los ojos cerrados. Y por mi tamaño es fácil ver que tengo gran propensión á sumergirme. Si el fondo del río fuera tan hondo como el infierno, creo que iría hasta el fondo. Á no haber sido tan poco profunda la margen, de seguro que me habría ahogado: género de muerte que detesto, porque el agua hace que el cuerpo se hinche ¡y qué cuerpo sería el mío si se hinchara! ¡Vaya! ¡una momia como una montaña!

(Vuelve á entrar Bardolfo, con el vino.)

Bardolfo.—Señor, aquí está la señora Aprisa, que viene á hablaros.

Falstaff.—Déjame vaciar un poco de Jerez sobre esta agua del Támesis; porque tengo en el vientre un frío tal, que no parece sino que hubiese tomado píldoras de nieve. Hazla entrar.

Bardolfo.—Entrad, mujer.

(Entra la Sra Aprisa.)

Aprisa.—Con vuestro permiso: merced, os digo. Doy buenos días á vuestra señoría.

Falstaff.—Llévate estos vasos. Prepárame cuidadosamente un azumbre de Jerez.

Bardolfo.—¿Con huevos, señor?

Falstaff.—No: solo. No quiero grasa de gallina en mi bebida. (Sale Bardolfo.) ¿Y bien?

Aprisa.—Vengo á encontraros de parte de la señora Ford.

Falstaff.—¡La señora Ford! Harto de su nombre estoy. Con ese nombre me ha hecho bautizar en el río.

Aprisa.—¡Qué desgracia! ¡Pero no fué culpa suya,