Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/382

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
360
LAS ALEGRES COMADRES

Simple.—Vengo, señor, de parte de mi amo el señor Slender, á hablar con el señor Falstaff.

Posadero.—Pues allí está su cuarto, su casa, su castillo, su cama fija y su cama de ruedas; todo pintado de nuevo con la historia del hijo pródigo. Vé, golpea y llama. Te hablará como un antropófago. Llama, te digo.

Simple.—Á ese cuarto ha subido una vieja, una mujer gorda. Si permitís, aguardaré á que baje, porque en verdad vengo á hablar con ella.

Posadero.—¡Hola! ¡Una mujer gorda! Pueden robar al caballero: daré voces. Bravo caballero! Bravo sir Juan! Habla marcialmente desde tus pulmones. ¿Estás ahí? Es tu posadero, tu efesino, quien llama.

Falstaff.—¿Qué ocurre, posadero mío?

(Desde arriba.)

Posadero.—Aquí hay un tártaro-bohemio que se desespera por que baje tu mujer gorda. Déjala bajar, déjala bajar. Mis cuartos son santuarios. ¿Secretos, eh? ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!

(Entra Falstaff.)

Falstaff.—Hasta hace un momento estaba conmigo una vieja gorda; pero ya se ha ido.

Simple.—Tened la bondad de decirme, señor: ¿no era la hechicera de Brentford?

Falstaff.—Ella misma, concha de ostra: ¿qué tienes que hacer con ella?

Simple.—Mi amo el señor Slender, viéndola pasar por la calle, envía á saber, señor, si un tal Nym que le ha escamoteado una cadena, la tiene ó no.

Falstaff.—He hablado de ello con la vieja.

Simple.—¿Os dignaréis decirme lo que ella dice?

Falstaff.—Sí, por cierto. Dice que el mismo individuo que le escamoteó la cadena es quien le ha defraudado de ella.

Simple.—Hubiera querido hablar con la mujer en