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LAS ALEGRES COMADRES

desde el corazón impuro
donde la aviva el deseo:
es fuego de un antro oscuro
que no se extingue jamás!
 
Pinchadle, una por una,
por su villano intento,
y en torno de él girando
quemadle sin piedad,
mientras hay luz de luna
que alumbre el firmamento,
y estrellas derramando
su pura claridad.


(Durante la canción, las hadas pinchan á Falstaff. El doctor Caius llega por un lado y se escapa con una hada vestida de verde; Slender por otro lado se lleva á una vestida de blanco. Y llega Fenton y se lleva á Ana Page. Se oye adentro ruido de caza: todas las hadas huyen. Falstaff se quita la cabeza de gamo y se levanta.—Entran Page, Ford, señora Page y señora Ford, y se apoderan de él.)

Page.—No hay que huir. Me parece que esta vez os hemos atrapado. ¿No habrá nadie sino Herne el cazador que haga vuestro negocio?

Sra. Page.—Vamos; os ruego no llevar la broma más lejos. Y ahora, buen sir Juan, ¿qué tal os gustan las esposas de Windsor? ¿Véis, esposo mío? ¿No sientan mejor estas hermosas astas al bosque que á la ciudad?

Ford.—Y bien, señor mío: ¿quién es ahora el cornudo, el bribón cornudo? He aquí sus cuernos, señor Brook; y no ha gozado cosa alguna de Ford, señor Brook, excepto su canasto de la ropa sucia, su bastón,