Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/80

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
70
JULIO CÉSAR

Bruto.—Yo sabré soportar su genialidad, cuando él sepa escoger la ocasión.—¿Qué tiene que hacer la guerra con estos necios danzantes?—¡Camarada, fuera!

Casio.—¡Fuera! ¡fuera! Marchaos. (Sale el poeta.)

(Entran Lucilio y Ticinio.)

Bruto.—Lucilio y Ticinio, encargad á los jefes que se preparen á alojar sus tropas.

Casio.—Y regresad inmediatamente trayéndonos á Messala. (Salen Lucilio y Ticinio.)

Bruto.—Lucio. Una taza de vino.

Casio.—No pensé que podíais haber estado tan encolerizado.

Bruto.—¡Oh Casio! Me tienen enfermo muchos pesares.

Casio.—No usáis de vuestra filosofía, si dáis importancia á males accidentales.

Bruto.—Ningún hombre soporta mejor la aflicción.—Porcia ha muerto.

Casio.—¡Ah! ¡Porcia!

Bruto.—Es muerta.

Casio.—¡Y habéis podido no matarme cuando os contrarié tanto! ¡Oh! pérdida conmovedora é insoportable! ¿De qué dolencia?

Bruto.—Impaciente por mi ausencia, y pesarosa de que el joven Octavio y Marco Antonio se hayan hecho tan fuertes (pues con su muerte llegó esa nueva), perdió la razon, y en ausencia de sus servidores, tragó fuego.

Casio.—¿Y murió así?

Bruto.—Así.

Casio.—¡Oh dioses inmortales!

(Entra Lucio con vino y bujías.)

Bruto.—No hableis más de ella. Dadme una taza de vino. En esto sepulto todo resentimiento, Casio. (Bebe.)

Casio.—Sediento está mi corazon de esa noble promesa. Llena, Lucio, llena hasta que se derrame la ta-