Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/84

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
74
JULIO CÉSAR

Bruto.—Adios á cada uno. (Salen Casio, Ticinio y Messala.—Vuelve á entrar Lucio con la túnica.)—Dame mi túnica. ¿Dónde está tu instrumento?

Lucio.—Aquí en la tienda.

Bruto.—¡Qué! ¿Hablas medio dormido? Pobre bellaco, no te culpo: has vigilado con exceso.—Llama á Claudio y algunos otros de mis hombres. Los haré dormir en mi tienda sobre almohadones.

Lucio.—¡Varro y Claudio! (Entran Varro y Claudio.)

Varro.—¿Llamáis, señor?

Bruto.—Os ruego, señores, acostaros en mi tienda y dormir. Acaso os despierte más tarde para asuntos con mi hermano Casio.

Varro.—Con vuestro permiso quedaremos en pié esperando vuestras órdenes.

Bruto.—No lo consentiré. Acostaos, buenos señores. Quizás podré variar de pensamiento. Mira, Lucio, aquí está el libro que busqué tanto. Le puse en el bolsillo de la túnica. (Se acuestan los sirvientes.)

Lucio.—Estaba seguro de que su señoría no me lo había dado.

Bruto.—Ten paciencia conmigo, buen muchacho; soy muy olvidadizo. ¿Quieres abrir por un rato tus ojos soñolientos y tocar uno ó dos trozos en tu instrumento?

Lucio.—Sí, mi señor, si os place.

Bruto.—Me place, muchacho. Te fatigo demasiado, pero tienes buena voluntad.

Lucio.—Es mi deber, señor.

Bruto.—Yo no exigiría tu deber más allá de tus fuerzas. Sé que las sangres jóvenes anhelan la hora del descanso.

Lucio.—He dormido ya, mi señor.

Bruto.—Has hecho bien; y volverás á dormir. No te retendré mucho rato. Si vivo, seré bueno para ti. (Música y un canto.)—Es un tono soñoliento. ¡Maldito