Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/87

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
75
JULIO CÉSAR

sueño! ¿Has dejado caer tu maza de plomo sobre mí, muchacho, que así hace música para ti? Buenas noches, gentil siervo. No te haré el daño de despertarte. Si cabeceas romperás tu instrumento. Te lo tomaré, y, buen muchacho, buenas noches. Vamos. ¿No está doblada la hoja donde dejé la lectura?—Paréceme que es esta. (Se sienta.—Entra el espectro de César.) ¡Qué mal arde esta bujía! ¡Ah! ¿Quién viene aquí? Pienso que la debilidad de mis ojos da forma á esta monstruosa aparición. Viene hacia mí. ¿Eres algo? ¿Eres algún dios, ángel ó demonio, que haces helarse mi sangre y erizarse mis cabellos? Dime lo que eres.

Espectro.—Tu mal genio, Bruto.

Bruto.—¿Por qué vienes?

Espectro.—Á decirte que me verás en Filipi.

Bruto.—Bien. ¿Entonces he de verte otra vez?

Espectro.—Sí: en Filipi. (Se desvanece el espectro.)

Bruto.—Pues bien: te veré entonces en Filipi. Ahora que he recobrado mi serenidad te desvaneces. Mal espíritu, querría hablar más contigo. Muchacho! Lucio! Varro! Claudio! Despertad! Claudio!

Lucio.—Las cuerdas, mi señor, están destempladas.

Bruto.—Piensa que todavía se ocupa de su instrumento. Lucio, despierta!

Lucio.—¿Mi señor?

Bruto.—¿Estabas soñando, Lucio, para haber gritado así?

Lucio.—Mi señor, no sabía que hubiese gritado.

Bruto.—Sí, por cierto. ¿Viste algo?

Lucio.—Nada, mi señor.

Bruto.—Vuelve á dormir, Lucio. Siervo Claudio! Mozo, despierta!

Varro.—¿Mi señor?

Claudio.—¿Mi señor?

Bruto.—¿Por qué habéis gritado, señores, en vuestro sueño?