Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/99

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
87
JULIO CÉSAR
ESCENA V.
Otra parte del campo.
Entran BRUTO, DARDANIO, CLITO, STRATO y VOLUMNIO.

Bruto.—Venid, exiguo resto de amigos, y descansad en esta roca.

Clito.—Stacilio mostró la encendida antorcha, pero, señor, no ha vuelto. Ha sido cogido ó muerto.

Bruto.—Siéntate, Clito. Muerto es la palabra. Es la cosa á la moda. Escucha, Clito. (Le habla en secreto.)

Clito.—¡Qué! ¡Yo! ¡No, mi señor, no por el mundo entero!

Bruto.—Calma, pues; nada de palabras.

Clito.—Primero me mataré.

Bruto.—Oye, Dardanio. (Le habla en secreto.)

Dardanio.—¿Hacer semejante cosa, yo?

Clito.—¡Oh, Dardanio!

Dardanio.—¡Oh, Clito!

Clito.—¿Qué te pidió Bruto?

Dardanio.—Que lo matara, Clito. Mira. Está meditando.

Clito.—Está ese noble vaso tan colmado de dolor que casi se derrama por sus ojos.

Bruto.—Acércate, buen Volumnio, y escucha una palabra.

Volumnio.—¿Qué dice mi señor?

Bruto.—Esto, Volumnio. El espectro de César se me ha aparecido dos veces de noche: una en Sardis y otra anoche, aquí en el campo de Filipi. Conozco que ha llegado mi hora.

Volumnio.—No, por cierto, señor.

Bruto.—Estoy seguro de ello, Volumnio. Ya ves cómo van las cosas. Nuestros enemigos nos han batido