didamente con sus célebres ordenanzas. El segundo gobierno de Hernandarias, en 1615, robusteció aun más su naciente poder.
El Gobierno, cuyo ideal teocrático tan bien se avenía con aquel ensayo, miró á los autores como á sus vasallos predilectos, facilitando su acción con toda suerte de preferencias.
Penetraron, pues, con buen pie al país abierto ya en toda su extensión por las correrías de los conquistadores, demostrándose su acción secundaria á este respecto, con una sola consideración:
Mientras en Norte América y en Asia fueron notables sus descubrimientos por aquel mismo tiempo, durante el siglo y medio que duró su imperio en el Paraguay, sólo se cuenta tres expediciones suyas de este género. Las de los PP. Castañares y Patiño por el Pilcomayo, y la del P. Ramón por los ríos Negro y Orinoco [1].
En las seis grandes expediciones que reconocieron el territorio, desde 1515 á 1610, la religión no tuvo parte. La conquista laica se desarrolló sola,